La Federación de Usuarios Consumidores Independientes (FUCI) ha remitido una carta al Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad en la que propone que “se siga el ejemplo danés y se graven con impuestos los productos con una alta presencia de grasas perjudiciales debido a que favorecen la obesidad y las enfermedades cardiovasculares -primera causa de mortalidad en Europa-, siempre y cuando los beneficios se destinen a abaratar los alimentos más aconsejables para la salud”.
El presidente de FUCI, Gustavo Samayoa, considera que “esta subida en el precio de alimentos ricos en grasas tendría un doble efecto disuasorio. Los consumidores, siempre vigilantes de su economía, buscarían alimentos más saludables, mientras que las empresas alimenticias producirían alimentos más saludables para evitar tener que hacer frente al impuesto antiobesidad”.
Para Samayoa es esencial que “el Gobierno español fomente la alimentacion equilibrada, sobre todo, en los niños que son los que mas acusan los problemas de obesidad y en las clases sociales más desfavorecidas ya que los estudios demuestran que la obesidad es inversamente proporcional al nivel social de las personas que la padecen, es decir, que cuanto mas bajo es el nivel social mas se esta abocado a alimentarse mal, ya que las comidas basura, culpables en gran medida de esta enfermedad, son mas asequibles para personas con escasos recursos”.
Por último la FUCI insta a las administraciones a que “se pongan de acuerdo para que se pueda limitar por ley el uso de las grasas saturadas y se etiqueten, de manera correcta y clara, los productos en los que las sustancias son poco saludables para el consumidor”.